Se hizo esperar pero al final llegó. Me pongo la campera, la gorra, la bufanda, los guantes, salgo a la vereda de casa, hundo las botas en la nieve, y tomo un café. El cielo desborda de azul. Es la primera vez que me alegro por la llegada del invierno. Increíblemente, lo había extrañado.
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Un copo de nieve se desprende de la rama de un árbol y con el resplandor del sol se produce un efecto mágico.
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