Como si lo hubiera sabido, como si hubiese presentido la llegada de este vuelo, me llegó justo a tiempo el libro que necesitaba leer dentro de un sobre humildemente cerrado, sin palabras ni colores ni postales que me distrajeran, y al abrirlo, el poeta Chuang-Tzu se asomó como un sol, traducido por Octavio Paz.
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