Entre la humedad y la niebla la presencia de un caracol se hace valer. Sus cuernos palpan las hojas con suavidad. Quizá se estén comunicando algo. Los arbustos están poblados de gotas de agua; huellas de la lluvia de la noche anterior. Ahora el sol se refleja en ellas y el caracol se desplaza hacia la luz. No se trata de un simple decorado. Tampoco es un elemento ubicado en un segundo o tercer plano dentro de una historia, es él mismo, el caracol y su casa a cuestas, lo esencial.
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Es que es un retrato vital, es la vida sencillamente que se expresa en todo su esplendor,en la pequeñez más Divina. Es el Universo en acción.
ResponderBorrarSencillamente hermoso ,Ale!
¡Muchas gracias por tus aportes!
ResponderBorrarMuy estimulantes y enriquecedores, como siempre. ¡Qué lectora tan sensible me mandó Dios!
Abrazo