Las nubes siguen allí,
sin resistencias, con todo su aplomo del ser
se instalan en lo alto, dejándose llevar.
Son nubes que se funden en las copas de los árboles,
y le dan un fondo gris a la paloma
dando vueltas sobre el techo de una casa.
Son grietas en el cielo por donde se cuela la luz.
Son ríos que atravesamos un poco a ciegas,
un poco a consciencia. Todo parece apoyarse,
sostenerse, hilvanándose en una constante transformación,
y las palabras se esfuerzan por transmitir,
por ser lo que no son, por alcanzar lo inalcanzable.
Pero no se cansan de intentarlo y siguen caminando.
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