jueves, 17 de mayo de 2012

el pasado no fue mejor


Otra vez esa luz del atardecer sobre el mar, después de tanto tiempo; esa luz que revive los recuerdos y las casas abandonadas a los caprichos del viento y de la sal que devora los muros en silencio, como si ese fuese su sentido de ser. Otra vez este cielo tan ancho desbordado de azul y el murmullo de las olas abrazándome en este lugar desconocido. Regresé después de unos años. Vine sólo de visita, a ver a mis padres que aún viven en la casa donde pasé los veranos de la infancia y la adolescencia. 
No podría quedarme demasiado tiempo en este lugar. Me hundiría en este cielo sin fin; en esta letanía de siesta interminable. Me dejaría llevar por el murmullo de las olas y no haría nada más. Me disolvería en el recuerdo, en los lugares sin retorno, en la lejanía del pasado que nunca fue mejor. Yo no quiero volver; sólo de visita, sólo de paseo, para saborear el gusto de la nostalgia como un delicioso café y seguir adelante; ansiosa por descubrir lo que me espera; dispuesta a dejarme sorprender. Vivir en el recuerdo es morir por anticipado. Y aunque morir sea inevitable, quiero hacerlo de otra manera. Que la muerte me descubra viviendo intensamente en la eternidad del presente. 
El pasado no fue mejor; fue lo que tuvo que ser; una herida abierta desde el nacimiento, un río prometedor de pájaros desde el primer aliento. No vuelvo para quedarme sino para mutar, para avanzar, para soltar viejas cargas, para liberarme de la angustia y la nostalgia, para recordarme de dónde vengo, hacia dónde voy. Vuelvo para irme cada vez, y regresar infinitas veces desde un estado diferente. Nada se repite en la continuidad de las cosas cuando están en plena evolución; una melodía interna se recrea cada vez, y me renueva, y me rehago, y no me aburro. Sé que no digo nada nuevo ni lo pretendo. Lo nuevo “no existe”; ya está impreso en la memoria universal. Cada tanto lo redescubro en momentos de silencio, en momentos de una fugaz lucidez. No vine para quedarme sino para compartir con mis padres este maravilloso estado, este momento de privilegio, el de tener vida dentro de mí; el de palpar la certeza de que nada se acaba conmigo, de que esa vieja creencia refleja los límites de mi ego absurdo. Indudablemente existe algo que me supera y que trasciende a todos los egos del mundo; incluyendo al mío que no es nada excepcional. Una fuerza universal que por momentos me rescata del egocentrismo, esa fuerza creadora superior a la humana que me concedió el milagro de estar embarazada. No vine para quedarme sino para partir, una y mil veces más, de una manera diferente. Vine para decir, un corazón minúsculo late en mi placenta como una estrella; hay vida dentro de mí. Agradezco que haya algo que me trascienda, que supere la capacidad de mi entendimiento, que derrita mi obstinada voluntad, y que a su vez me proteja y me conceda esta limitada libertad; el momento en el que escribo y me libero de esta cárcel llamada, yo. 

4 comentarios:

  1. Ale, ¡que hermoso! Ese pequeño ser que está creciendo y desarrollándose dentro de vos te inspira tus mejores prosas. Espero verte en tu próxima escapada a tu rincón de cielo y mar, a tu caja de recuerdos, a la que siempre volvés, recurrebte nostalgiosa viajera de la lupa.
    Tere.

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  2. Querida Tere, muchas gracias por compartir tus impresiones tan emotivas y poéticas! Aprovecho a agradecerle a todos los que me han enviado sus tan cálidos comentarios a mi correo personal.

    MUCHAS GRACIAS por estar!!!

    Abrazos,

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  3. Querida Ale,
    Tu alma viajera que renueva,recicla,trae,
    lleva,comparte,ríe,danza,escribe,se acerca al rincón de los recuerdos, se instala en su rincón que hoy ha elegido,crece la vida y transmuta y colorea. Gracias!
    Abrazo apretado.

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  4. Loli, qué precioso poema!!! Mientras lo leía me llegaba como un movimiento de olas, una danza en la playa, una música...
    Muchas gracias por compartirlo!!! Un cálido abrazo.

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