jueves, 29 de septiembre de 2016

miradas (3)


XIV.

Lo primero que extraño 
de una persona que quiero
y está lejos, es su mirada. 

XV.

Hay miradas que me tocan,
miradas que vibran y cantan, 
y me dejo llevar 
dulcemente, por la danza 
de una noche estrellada.  

XVI.

Hay miradas 
que son en sí mismas
tanta verdad, que ruego
que no salga ninguna
palabra. 

XVII.

Miradas que llueven
sonrisas, caricias,
un sol de otoño
arrimándose al café. 

XVIII.

Una mirada propia.
La mía. La tuya.
Tan única como un huella digital.
Se desplazan por andenes invisibles.

XIX

¿Qué registros, qué marcas, qué viajes
elijo hacer con la mirada en este momento
y en este lugar? 





martes, 20 de septiembre de 2016

Miradas (2)


VI.

Hay miradas
tan perdidas
que no parecen 
pertenecerles al cuerpo
que las sostiene. 



VII. 

Algunas pupilas 
saltan de un lugar a otro
y no aterrizan 
en ninguna parte.


VIII.

Otras están blindadas.
No le abren la puerta 
a nadie. Temen ser lastimadas. 
Y no se dan cuentan de
que se están muriendo. 


IX.

Hay miradas 
tan hundidas 
en sí mismas,
que dan vértigo.



X.

Hay otras que son un remolino
de hojas alborotadas, y te envuelven,
y te llevan hacia lugares escabrosos.

XI.

Hay miradas 
que se niegan
a escuchar. 
Y levantan muros
dejando de lado
los días con su noches,
y sus soles 
y sus lunas. 


XII.

Otras miradas  
te quedan 
grabadas como
huellas de gaviotas
en la playa.
Y no hay viento
ni memoria que las borre. 


XIII.

Esas son las miradas 
que reposan en tu hombro 
y descansan. 
Son como una caricia 
de un mar sereno.
No tienen más intención
que la de acompañarte.














lunes, 12 de septiembre de 2016

miradas


I.

Miradas que son una ventana al mar;
con un brillo constante en las pupilas
se sostienen con dignidad.
Me zambullo en las profundidades 
de esas aguas. Nado hasta donde 
me alcanza el aliento. Confío en silencio
en ese instante en que se respira pleno,
intenso, y las palabras están demás.


II.

Miradas que abrazan.
Contienen. Esperan ansiosas
la llegada de alguna palabra.
Y cuando un pensamiento 
se eleva en la voz y aterriza
en la mesa al lado del café,
la mirada del amigo
se intensifica, desplegándose
en infinitas expresiones
imposibles de fotografiar.


III.

No hay nada más efímero que una mirada 
atravesando un instante de silencio. 
Apenas se instala en el tiempo y desvanece. 
Pero es la nota musical que el alma necesita
para respirar. 


IV.

En ciertas miradas
suenan acordes finísimos,
y hacen del silencio 
una música que anima,
sacude, invita, provoca risas, 
abrazos, gestos llenos de vida. 


V. 

Mirada y palabra;
a veces de la mano,
a veces contrariadas.


jueves, 8 de septiembre de 2016

tango


Cuando escucho tangos, escucho recuerdos: Mis abuelos con la radio encendida un domingo de mañana en la cocina. Los canarios dando vueltas entre los pies del abuelo Tito, mientras él leía el diario, la abuela contaba historias, y yo los contemplaba regocijándome en el calor de la mañana. Un músico callejero tocando La Cumparsita con un acordeón, las plazas desbordadas de palomas, y un fotógrafo con una cámara de esas que tenían un trípode. La palabra Tango me devuelve a la Plaza del Entrevero y veo a mi abuela bailando con una mezcla de entusiasmo y de nostalgia. Cada vez que suena el tema Libertango de Piazzolla, siento una vez más las luces del escenario sobre la piel de la época en que bailaba...