miércoles, 25 de octubre de 2017

las flores de Vincent


Por lo general, cuando se “piensa” en flores uno asocia la imagen con alegría o un instante de esplendor. Los girasoles de Vincent o sus lirios me conectan con algo mucho más abarcador; la vida misma con sus diferentes estaciones. No todos sus girasoles son espléndidos. Algunos están despojados de pétalos. Y en sus lirios hay gajos caídos, rendidos de tanta vida, empiezan a marchitarse. Eso es lo que más me atrapa de la pintura de Van Gogh, sus cuadros no tienen “maquillaje” ni “cirugía” estética; son pura esencia. Sus pinceladas respetan la naturaleza con sus arrugas, con sus canas, con los machaques que el tiempo va dejando. Cuánto más desnudas se presentan las cosas, más bellas y auténticas. Nosotros también integramos parte de esa belleza en nuestro proceso de desintegración. Es sólo cuestión de asumirlo. De asumirse. 

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