sábado, 1 de junio de 2013

siete meses de vida


Las horas saltan como olas unas detrás de las otras y nosotros saltamos con ellas de la pera al pañal, del cochecito por el parque a la bañera, de la mamadera a los giros por el suelo de Fabrizio, y rodamos con él las veinticuatro horas del día; despiertos o soñando. En siete meses Fabrizio creció 75 cm, aprendió a abrir los ojos, a llorar con lágrimas, a dibujar sonrisas, a soltar carcajadas, a masticar una manzana, a agarrar un trozo de pan y llevárselo a la boca, a comer con la cuchara, a tomar sus juguetes, a correrlos de lugar para abrirse camino, a rodar por el suelo hasta llegar a las patas de la mesa, a abrir cajones, a inventar sonidos que parecen palabras, a sacarse las medias, a sentarse en su sillita para comer, a elegir su peluche favorito para dormir, a escuchar cuentos, a acariciarme la cara. Los adultos no evolucionamos más con ese dinamismo y esa rapidez. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario