martes, 15 de agosto de 2017

de regreso





Son las 21:30. El sol se derrite en el mar. La luz de la noche es todavía muy intensa y me mantiene despejada. Así son los veranos suecos; apenas una franja de oscuridad se interpone entre las doce de la noche y las cinco de la madrugada. El resto de las horas están desbordadas de luz. De vuelta en la isla de Klåverön, a veinte minutos de la isla de Marstrand, después de 6 años de haber estado en este lugar. Otra vez en la cabaña de madera gris camuflada entre las rocas, oculta entre los arbustos. De regreso al árbol cuyas raíces se mezclan con los cimientos de la casa. El silencio deja hullas profundas donde los sonidos de la naturaleza se duplican; el viento en las hojas, los grillos en las noches estrelladas. En esta isla empecé a escribir los haikus que hoy forman parte del poemario La voz del viento. Hay lugares que se quedan con algo de mí. Regresar es reencontrarme con esa parte que me faltaba. Pero no soy la misma de hace seis años atrás. Nada termina de completarme. Nada termina de completarse. Siempre hay una cáscara más que se rompe y me despoja de lo que fui. Y los vacíos se van llenando a letra y pulmón. 

2 comentarios:

  1. Leyéndote,podía imaginar,cada lugar,cada árbol,la cabaña... y sin embargo como dices, el tiempo nos ha mudado la piel, y lo que vemos,ya tiene otra mirada!
    Bienvenida otra vez!

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  2. Muchas gracias. Hermosa devolución luna Roja.
    ¡Me inspira! Especialmente eso que decís al final: "lo que vemos, ya tiene otra mirada".

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